viernes, 24 de julio de 2009

Plática Tony Gruter

Martes 21 de julio de 2009


LOS ENTENDIDOS



“Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”

Daniel 12:3


Dios, en la Biblia, siempre nos quiere decir algo sobre el verdadero plan por el que estamos aquí. Estamos acá para entender cosas que solo Dios nos puede enseñar.


En el reino animal vemos una ley natural: el grande se come al pequeño. En un sentido, entre los humanos, también el grande abusa del pequeño. David habla de cómo debemos vivir con sabiduría, vivir una vida bajo la influencia del Reino al que pertenecemos.


En el mundo se nos bombardea la idea de que somos parte del reino animal, pero no lo somos, porque todo lo que logremos en nuestra vida de forma individual es bajo una ley espiritual. Lo único que nos hará entender esta gran verdad y cambiará nuestra vida y pensamientos es lo que Dios ha hecho por cada uno: nuestra salvación.


El hombre ha sido puesto en la tierra por Dios para gobernar. Génesis 2:15 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase”. Pero no se puede gobernar bien si no se vive bajo el dominio de aquel que lo ha creado todo.


Actualmente hay un caos. Nuestra vida misma es un caos. Y esto es porque desde el principio el ser humano ha querido fabricar el mundo en que QUIERE vivir. La ciencia ahora progresa de manera impresionante. Pero no hay ningún científico que realmente haya creado algo. Ya todo está creado, solo ha tomado otro proceso. El hombre no ha creado NADA fuera de lo ya creado por Dios.


En el mundo atribuimos valor a cosas que no lo tienen. Dios quiere que entendamos que Él quiere ser el Señor de nuestras vidas. Dios nos enseña que Él va delante del ser humano, delante de mi vida.


Efesios 2:10: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Este versículo nos deja claro que somos hechura suya, entonces no es válida la teoría de Darwin de que nacimos del mono, sino somos creados en Cristo Jesús.


Tenemos que entender que Dios es Dios. Nuestras vidas no tienen sentido si no entendemos, a través de Jesús, quién es Dios y su voluntad para mi vida. Por nosotros mismos esto es algo imposible, pero este fenómeno se da cuando abro mi Biblia y Dios me habla según mi necesidad. Eso es ser entendido. Sentirnos necesitados de su PERDÓN.


Mi vida es importante para Dios porque soy un instrumento en sus manos. Somos la luz del mundo, porque Él es la luz, eso es lo que hace la diferencia en nuestras vidas. La obra de Dios es que le creamos.


Daniel 12:10: “Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán”.


Debemos arreglar nuestras vidas AHORA. Dios no tiene límites. No debemos vernos perfectos, pero sí perfeccionados por la vida de Jesús. El plan de Dios es que cada día seamos transformados por Él.


Si tienes un pecado que te avergüenza ve al Salmos 51. Dios sabe en qué momento responderá, solo debemos confiar en Él, en que nos seguirá enseñando hasta que estemos en su presencia.



“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”

1º Juan 2:15



jueves, 23 de julio de 2009

Prédica de Tony Gruter
Martes 7 de julio de 2009

VOLVER A MI PRIMER AMOR



Mensajes a las siete iglesias: El mensaje a Efeso

2:1 Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:
2:2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;
2:3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.
2:4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
2:5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
2:6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.
2:7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida.

Apocalipsis 2: 1-7

Efeso representa la ciudad en la que vivimos, donde nos estamos congregando. Los miembros de una iglesia son todos aquellos a los cuales ha alcanzado Dios.

El Señor Jesús comenzó su ministerio haciendo el bien, pero sobre todo publicando el evangelio, para que el hombre vuelva a nacer. Este es el proyecto de Dios, un proyecto puramente espiritual.

El evangelio no procura arreglar un vestido viejo, un vestido que avergüenza. No son suficientes las obras, es necesario que recibamos una nueva vida. Este gran acontecimiento marca nuestra biografía que será lo único que contará para la eternidad.

¿Realmente he vuelto a nacer, he recibido una nueva naturaleza?

El “He aquí” del Señor Jesús anuncia que Él está dispuesto a hacerme una nueva persona. Dios ya pagó nuestra deuda en la cruz. A nosotros solo nos corresponde decirle que SÍ, porque el hombre mismo no puede fabricarse una nueva vida.

Es necesario hacer una diferencia entre saber la existencia de Dios y lo que significa cenar con Él y Él conmigo. Esa es la vida nueva, la vida antigua es soledad a nuestras almas.

Dios nos dice: “Yo estoy interesado en tu vida, te amo a TI” (Juan 3:16). Dios está en medio de nosotros, de su iglesia, y nuestros recursos como iglesia son: la palabra, la oración y testificar a quienes aún no le conocen.

¿Cómo voy a nacer, si no he desechado mi vida vieja?

Cuando Adán y Eva pecaron se encontraron desnudos y zurcieron delantales. Pero Dios les llevó a un diálogo con Él, una comunión íntima, donde ellos confesaron su pecado y ahí es Dios quien los viste de pieles.

Dios es quien nos atrae, pero esto no es posible si olvidamos nuestro PRIMER AMOR. Las personas no se convencen con lo que decimos, sino por la relación que tenemos con Dios, por nuestra vida.

Moisés vio a Dios cara a cara porque le buscaba con todo su corazón. Nuestros tiempos con Dios deben ser de calidad, poniendo nuestro corazón sincero delante de Él, valorando el precioso tesoro de su intimidad. Dejemos que Él nos comunique sus secretos, su amor, su cuidado por nuestras vidas a través de su palabra. Nadie nos puede arrebatar de sus manos, pero nosotros sí nos podemos deslizar.


martes, 21 de julio de 2009


Prédica de Tony Gruter

Domingo 5 de julio de 2009


VER PARA CREER




Incredulidad de Tomás

20:24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.

20:25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

20:26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.

20:27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

20:28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!

20:29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.


Juan 20: 24 -29


Cada vez que estamos unidos, que nos congregamos, suceden cosas maravillosas, como el hecho de que el Señor Jesús llegara donde estaban los 10 discípulos reunidos. Dios al entrar les dijo: “Paz a vosotros”. Él es el único que puede traer la paz a nuestras vidas. La vida cristiana no es una vida sin problemas, pero sí en paz.


El Señor siempre les avisó a sus discípulos que el Cristo debía padecer y que al tercer día resucitaría. Creer es una decisión. Así lo muestra Tomás con su actitud al poner sus condiciones y, al final, decir “no creeré”.


Una de las cosas que nos guiará a entender qué es ser creyente es el creer en Jesús y verle tal y como Él es. La Biblia nos enseña que el hombre se ha hecho necio en su propio razonamiento, Romanos 1:22 “Profesando ser sabios, se hicieron necios”. La vanidad es trasladar a mi punto de vista lo que he de creer.


La vida cristiana es un volver, un humillarnos, permitir en nuestros corazones que Cristo reine en nuestras vidas, sabiendo fundamentalmente que solo el Señor Jesús es el autor de la fe.


El Señor sí pude sacarnos de esa profunda necedad, de esas tinieblas que nunca nos llevarán a ningún lugar. Así lo hizo con Tomás, quien terminó diciendo: “Señor mío, y Dios mío”. Tomás se arrepintió y volvió su corazón a Dios.


En una ocasión, una persona le presentó al pastor a una anciana, diciéndole: Pastor, esta mujer es una mujer de gran fe. Y ella, volviéndose, dijo: No sé si tenga una gran fe, de lo que estoy segura es que tengo un gran Dios.


Dios está buscando nuestras vidas. Si le damos un espacio reducido, no es real en mi corazón. El justo por la fe vivirá, dice la palabra, y la fe viene por el oír la Palabra de Dios. Él ya pagó por mis pecados y por los de todo el mundo. Creámosle a Dios y digámosle ¡Jesús sé mi Señor! Entonces seremos creyentes y no incrédulos.




Romanos 15:13: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”.




Esta canción es del grupo Hillsong, "Desde mi interior", habla del deseo de que Dios consuma todo nuestro interior y sea el Rey de nuestras vidas




viernes, 3 de julio de 2009


Prédica de Tony Gruter

Domingo 2 de julio de 2009


DIEZ LEPROSOS SON LIMPIADOS

LUCAS 17: 11-9



17:11 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.

17:12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos

17:13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!

17:14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes.Levitico 14. 1-32 Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.

17:15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,

17:16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.

17:17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?

17:18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?

17:19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.



El Señor Jesús está en medio de nosotros.


Nosotros que nos llamamos cristianos tenemos una actitud perversa que debemos descubrirla y marcarla para que no siga haciendo más daño.


Le dijimos a Jesús que entrara a nuestras vidas y por lo tanto debemos confiar en que el único que nos puede sanar es Él. Dios nos dice que es necesario volvernos a Él, que apreciemos lo que hemos recibido. Dios está aquí porque Él es fiel, está en nuestra iglesia, por eso debemos venir a Él, de una forma única valorándolo.


“¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!”. ESTE ES UN MODO DE ORACIÓN. Siempre nos encontramos que la misericordia está abierta para mi vida.


¿Con quién nos identificamos, con el que vuelve o con los nueve? El grifo de la misericordia está abierto aquí, en la iglesia. Pablo nos enseña que aquel que persigue a la iglesia, persigue a Jesús.


Si no creo en Él, no recibiré nada. La ley no hay que tomarla por la letra, sino por el Espíritu. Fue lo que hizo el que volvió a Jesús. ¿POR QUÉ NO VUELVO A MI PRIMER AMOR? Esta es la gran invitación del Señor. Para nada existen soluciones si miramos los recursos que tenemos, pero si ponemos en nuestros corazones la decisión de creer en Dios, Él lo hará.


Cuando esto sucede, entonces comenzamos a ver, a comprender, a entender, que hay un plan de Dios para cada uno de nosotros. Lo primero es ver a Jesús. Pasar de ser considerados basura a ser embajadores de Jesús. Dejemos de vivir siendo desagradecidos con nuestro Dios. Dejémosle a Jesús que Él sea quien se muestre en el lugar donde estamos.


No vengamos a Dios como un acto rutinario, sino con el corazón. No se trata de la cantidad de tiempo que le demos o la cantidad que leamos, sino la calidad de nuestro tiempo con Dios. Se trata de que vengamos necesitados de misericordia.


¿Cómo alabaremos a Dios si no estamos a sus pies? Dios es el Rey de reyes y Señor de señores. Mi lugar está a los pies de Jesús. Mi antigua naturaleza será controlada por el Espíritu Santo solo si me interesa vivir bajo los términos de la voluntad de Dios. Debemos postrarnos para que Jesús sea exaltado, reconocido y adorado.


Andar en su presencia nos traerá descanso y paz, Él lo ha prometido así. “El justo por la fe vivirá”, dice en su Palabra. Jesús siempre obedeció a su Padre y lo vimos reinar. Si tenemos un lugar en Jesús ya lo tenemos todo.


El leproso que volvió a Jesús era un samaritano. No tenía derechos como los judíos, pero Dios muestra que para él no hay diferencias. Él nos sabe ver como realmente somos: leprosos, y si fuimos curados por Él, entonces volvamos a Él.


Dios sabía dónde estaban los otros nueve, estaban lejos de Él. Y él nos está preguntando a nosotros ¿dónde están las almas? ¿Le diremos “no sé”? Dios me envía a hacer mi trabajo. El trabajo con las almas en un privilegio. Jesús al decirle al leproso “levántate”, quiere decirle que Él será quien hará maravillas. Dejémosle a Dios obrar, dispongamos nuestras vidas a volvernos a Él. Que nuestros sueños sean la voluntad de Dios.