jueves, 4 de junio de 2009

Síntesis de la plática de Tony Gruter de fecha martes 2 de junio de 2009


"NUESTRAS EXPECTATIVAS"




Una vida sin expectativas es difícil de imaginar. Dios está a favor de las expectativas. Él quiere que en nosotros, que somos sus hijos, nuestro gozo sea cumplido.


Dios quiere que seamos personas de PROYECCIÓN. Por ello, debemos entender el valor de los recursos que tenemos y aspirar a cosas grandes, porque Dios nos ha buscado para cosas GRANDES.

Dios ama y busca a los jóvenes (también a los ya no tan jóvenes). Así llamó a Simón en su juventud y le dijo que lo haría un pescador de hombres. No hay nada más precioso para Dios que el alma del ser humano. Y ningún campo de nuestras vidas se desarrollará si nuestra vida espiritual no está en ello.

Dios a favor de nuestras expectativas

SALMOS 89:1:
“Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente; de generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca”.

Dios nos ama y por lo tanto está empeñado y deseoso del éxito en nuestras vidas. Dios es fiel en todas las generaciones. Debemos ser personas que se note que tenemos un Dios fiel.

Las congregaciones crecen únicamente si la gente entiende de qué se trata el futuro, no en términos humanos, políticos, económicos o sociales; sino en términos espirituales. Debemos tener visión de continentes, de naciones.

En nuestro país se está hablando mucho de futuro, esperanzas, expectativas. Debemos orar por ellas, solo así tendrán su desarrollo.

Qué precioso que nosotros digamos: No sé cuánto tiempo estaré acá, pero una cosa si sé ¡Dios tendrá cuidado por que se cumpla todo aquello que Él quiere darme! Porque mi Dios es un Dios que cumple su pacto conmigo. Él está al final de la ruta y ya me ve como una persona exitosa.

Todas las crisis del mundo actual están produciendo temores, pero Dios quiere que en Él le digamos NO a los temores. Todo lo que nos preocupa del futuro va contra Dios. Porque no estamos confiando en Él.

El pacto de Dios

SALMOS 89:2-4: “Porque dije: Para siempre será edificada misericordia; en los cielos mismos afirmarás tu verdad. Hice pacto con mi escogido; juré a David mi siervo, diciendo: Para siempre confirmaré tu descendencia, y edificaré tu trono por todas las generaciones”.

A David Dios mismo lo escogió como rey. No vio su apariencia, vio su corazón. David puso a Dios como la verdadera razón de su vida, desde el momento en que fue ungido. Dios le enseñó a David que hay guerras y batallas (que se dan en el corazón) y que estas eran las grandes oportunidades de Dios.

Cuando somos jóvenes en la fe debemos ganar victorias, entendiendo que el mayor enemigo es el YO. Debemos entender que Dios es el poderoso, no yo el especial; que pecamos contra nuestras propias vidas, y yo soy el responsable. David comprendió esto: que tenía el recurso infinito de lo alto.

¿Y qué tengo que hacer?

Entender que soy varón de guerra, no porque soy el mejor guerrero, sino porque Dios es quien gana TODAS las guerras.
Que mi armadura es Dios. Él es quien pelea las batallas. Apresurarme y ponerme en fila para que Dios me use.
Que la espada que sale de la boca de Jesús, a la cual nadie puede resistir, corte la cabeza del gran gigante que me asecha: mis propios pensamientos. Matar mi orgullo.
Que el triunfo de Jesús sea visto. Para que sea glorificado en mi vida.

Esta fue la victoria de David ante Goliat, ante su propia vida. David tenía muy claro Efesios 3:17-20.

Que Cristo habite en nuestro corazón significa que es la única posibilidad de que él venza nuestro corazón. Si no habita Cristo en mí, ya estoy derrotado. Por lo tanto, la gran victoria de mi vida es que Cristo reine en mi corazón. Este es el comienzo de las grandes cosas.

La gran lucha de mi vida

Un cristiano debe ser una persona profunda, que comprenda que Dios tiene un plan de éxito para su vida, que alcance naciones, y así gozarnos en la plenitud de Dios. ¿Te lo imaginas, vivir en la plenitud de Dios?

Cristo debe ser APRECIADO en mi corazón, es decir apreciar como nunca nuestra salvación. Tiene que quedarnos claro que no hemos vivido valorando nuestra salvación, pero que nuestro futuro es Cristo.

Dios dejó escrito: 1º Juan 1:4 “Estas cosas os escribo para que vuestro gozo sea cumplido”. Entremos al gozo de nuestro Señor.

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