domingo, 28 de junio de 2009

Prédica Tony Gruter. Martes 16 de junio de 2009, en casa de Juan Medina

UNA HISTORIA MARAVILLOSA




Diez leprosos son limpiados

17:11 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.
17:12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos
17:13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!
17:14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes.Levitico 14. 1-32 Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.
17:15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,
17:16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
17:17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?
17:18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
17:19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Lucas 17:11 - 19

Este hecho nos enseña de nosotros mismos. La escena: un grupo miserable, desafortunado, totalmente fuera de todo contacto o posibilidad de socializar. De acuerdo a la ley, los leprosos se debían alejarse de los sanos. Estas leyes de Moisés eran con el propósito de mantener la salud de todos.


En el pasaje, vemos que estos leprosos guardaban la ley: “Se pararon de lejos”. Y ¿nosotros guardamos la ley? 2 Timoteo 3:16-17: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

Estas personas no tenían la Biblia como ahora nosotros la tenemos. Por eso debemos saber que estamos en tiempos maravillosos. Debemos tener presente que la escritura nunca se contradice. Tenemos la ley y la gracia. En el Antiguo Testamento también se enfatiza la misericordia. Y definitivamente Él ha cumplido toda la ley.

La misericordia pone de manifiesto la incapacidad del ser humano. Necesitamos realmente que Jesús nos cure por misericordia, por su gracia. Hebreos 4:16: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Dios está deseoso de atribuirnos la fe.

La lepra, en la Biblia, representa nuestro pecado. Y hay algo importante que debemos entender “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8). El pecado va minando hasta que nos destruye por completo.

Ellos reconocían a Dios en Jesús. No se quedaron derrotados por el pecado, sino que se dan cuenta de que esta es una oportunidad para sus vidas. Ellos estaban creyendo en la presencia de Jesús y en su Espíritu, Espíritu de vida, que hace que queramos escuchar, recibir y apropiar su palabra.


Por eso, cada vez que oramos debemos suplicar por su misericordia. ¡Qué triste tener una actitud de maldad en mi corazón pensando en que Jesús no nos puede amar tanto como para perdonarme!


El Señor Jesús es misericordia. Él escoge el camino mismo que los leprosos debían seguir, el camino del sacerdocio. Jesús cumple con la ley, pero muestra que si no hay misericordia no vale nada la ley, porque por la ley sabemos la existencia misma del pecado, y por la misericordia su perdón.


Este trabajo de misericordia de Dios hace que confesemos que somos salvos, que ya hemos entrado en la puerta de Dios. Como hijos suyos, tenemos que crecer todos los días de nuestras vidas viviendo en su misericordia. Cuando lo hagamos, nos daremos cuenta que es un enorme peligro alejarnos de ella.


Isaías 54:8b, 10-15:
58:8 "... e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.
58:10 y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
58:11 Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.
58:12 Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.
58:13 Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,
58:14 entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.



En el sermón del Monte, Jesús dijo que bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Uno de los leprosos fue quien se dio cuenta que la base de la ley son piedras preciosas. El Señor Jesús busca verdaderos adoradores en espíritu y en verdad, no por obras o gestos ante Dios.


El día que recibimos a Jesús, no estábamos escuchando a una persona, sino a Dios. Ahora, comencemos nuestra verdadera vida. Solo tenemos que tomar la decisión de creer. Esta es una decisión radical. Pensamos que daremos un paso al vacío, pero resulta que cuando se da el paso ahí está la mano de Jesús.


Las decisiones de fe son eternas. Hay que seguir por el camino de la misericordia de Dios. Tomarse de su palabra y dar pasos eternos. Seamos aquel leproso que regresó a dar gracias a Jesús y no de los nueve que al sanarnos nos olvidamos de su eterna misericordia.

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