viernes, 8 de enero de 2010


El mensaje a Tiatira

APOCALIPSIS 2.18-29



2:18 Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:

2:19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.

2:20 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.

2:21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.

2:22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.

2:23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.

2:24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga;

2:25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.

2:26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

2:27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;

2:28 y le daré la estrella de la mañana.

2:29 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias


Dios valora cada vida, cada creyente, cada familia. A veces estamos esperando por grandezas y en realidad nuestra grandeza es únicamente Dios.


Aquí el Señor nos quiere hablar de su autoridad, su deidad como Hijo de Dios. El Señor Jesús no tolera el pecado. Está cercano al pecador, pero no tolera el pecado. Él es el único que conoce y escudriña realmente nuestro corazón, nuestras intenciones y deseos más profundos. Y Dios quiere que andemos en amor, fe, servicio y paciencia y que crezcamos cada día.


Sin embargo, como en el versículo 20, puede haber grandes PEROS en nuestras vidas. Tenemos que revisarnos cuál PERO estorba nuestra relación con Dios para que nuestras vidas no sean destruidas por él.


Jezabel era esposa del rey de Israel y llevó a los hombre a una religión bajo el poder de los baales. Esta mujer estaba enseñando algo contrario al evangelio. Apuntaba a que en la Biblia había algo más profundo que llevaba a las personas a salirse de la gracias de Dios a través del padre, el Hijo y el Espíritu Santo.


La Biblia habla de un solo evangelio eterno. Evangelio significa BUENAS NUEVAS. Esto es lo que trajo el Señor Jesús, el arrepentimiento a través de su sangre y la invitación a vivir con una conciencia limpia por la comunión con Él.


Los cristianos ya estamos justificados, ya tenemos el camino abierto al Padre por la obra de Jesús en la cruz. Pero Jesús dice que el Padre busca verdaderos adoradores. Desea que lo vital para nuestras vidas sea venir a Él. Pero solo debemos permitirle que él mismo lo haga, Él sabe la forma en la que nos enseña y atrae, porque no somos capaces de hacerlo por nosotros mismos.


Cuando nos distraemos de lo esencial, perdemos la bendición de presentarnos delante de Él realmente como su hijo. Nuestra posición es adorarle a Él. Satanás comienza a apartarnos de la Palabra de Dios y empezamos a poner nuestra mira en otras cosas como las obras que no sirven de nada.


Las angustias que pasamos en nuestras vidas son una oportunidad para que vengamos a Dios, no para que nos alejemos de Él. Todas las circunstancias buenas y malas las permite Dios. No es que Satanás le haya ganado la batalla a Dios, sino que usa las angustias para hablarnos al oído y que estas sean motivo de desesperación.


Nuestros recursos para venir a Dios son: la palabra, la oración y la adoración. No es la introspección, el ver el YO, que era lo que Jezabel: primero, sacarnos de la adoración; segundo, ver el YO; y tercero, caer en temas de inmoralidad.


Cuando nos cuenta que hemos pecado debemos volver al lugar de fortaleza, al lugar que es mi verdadera casa de adoración, a la Palabra. Tenemos que volver como el hijo pródigo con la certeza del Padre amoroso que tenemos.


Hay dos cosas que Dios nos pide que hagamos: guardar su verdad y tener en cuenta que la vida cristiana no es de victorias aisladas, sino una campaña permanente, por eso es hasta el fin.



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